Ir a un restaurante con estrellas Michelin puede parecer esnobismo o una locura para los que somos de «clase media», y lo es; pero una vez que lo has probado, te engancha y hay que ahorrar para repetir y volver a deleitarse, porque de eso se trata, de sentir y disfrutar.
A mí, me gusta mucho cocinar y modestia a parte lo hago bastante bien, pero después de mi primera experiencia Michelin (DiverXO ***) he comprendido que lo que yo hago es cocina de supervivencia, mientras que lo que hace un Chef con estrellas Michelin son verdaderas obras de arte culinarias.
Como envidio a los críticos gastronómicos!!!!
En mi próxima vida me lo pido. Pero mientras llega ese momento seguiré haciendo alguna escapadita, siempre que el bolsillo me lo permita y los amigos se animen, porque lo mejor es disfrutarlo en buena compañía.